Ciencia ciudadana: organizaciones de Cochamó implementan monitoreo participativo de fauna.

Mediante la instalación de cámaras trampa ubicadas en el Valle Cochamó, incluído el recientemente nombrado Santuario de la Naturaleza, Puelo Patagonia en conjunto con el Club Andino de Cochamó y la Organización del Valle Cochamó iniciaron un programa de monitoreo participativo de fauna con el objetivo de crear capacidades locales y avanzar en programas para conservar la fauna nativa del lugar.

Hace algunos días se instalaron 25 cámaras trampa ubicadas en los principales valles que tributan al río Cochamó. El fin de la iniciativa es registrar la presencia de fauna silvestre en la zona con énfasis en la Vizcacha de la Patagonia, que tuvo su último registro en mayo del año pasado en el mismo sector. 

Para profundizar en la investigación con los saberes locales, la instalación la hicieron miembros del Club Andino de Cochamó y la Organización del Valle Cochamó, con el apoyo técnico de Puelo Patagonia a cargo del veterinario Fernando Novoa. Este programa no solo permite conocer el estado de la fauna silvestre, sino también recopilar datos que serán clave para comprender posibles amenazas; detectar, medir y sacar conclusiones sobre cambios que ocurren en las especies y ecosistemas en el tiempo, y otras variables que serán clave al momento de plantear estrategias para su adecuado manejo y conservación. 

Otro de los objetivos del proyecto es fortalecer la alianzas entre organizaciones locales con miras al trabajo que tendrán que hacer para lograr los objetivos de conservación y desarrollo del turismo responsable para la administración del Santuario Valle Cochamó.

Según Andrés Diez, director ejecutivo de Puelo Patagonia, el trabajo colaborativo desde los habitantes de la comuna es la clave para que estas iniciativas tengan resultados duraderos. “El trabajo de las organizaciones de deporte, turismo, conservación, arrieros, adultos mayores y comunidades indígenas para proteger el valle Cochamó ha sido la clave para lograr el Santuario y una temporada de verano que se está desarrollando de manera exitosa y planificada. Hacer una alianza entre organizaciones de base e instalar capacidades locales ha permitido que ejecutemos proyectos de gran impacto en nuestros 10 años de trabajo y esta metodología es la que aplicamos transversalmente en nuestro proyectos. El éxito de cualquier estrategia de conservación depende directamente del compromiso de sus comunidades”.  

Antes de comenzar con la instalación de cámaras, los participantes asistieron a un taller informativo e introductorio. En él aprendieron a manipular una cámara trampa, cómo seleccionar el sitio de monitoreo y cómo realizar una correcta instalación para obtener registros de la mayoría de las especies que habitan el valle, incluídas las especies invasoras.

​Patricia Almonacid, miembro de la organización Club Andino de Cochamó, que busca acercar el deporte y fomentar el cuidado del Valle Cochamó en la comunidad local, calificó esta actividad como “una instancia muy valiosa de aprendizaje en la naturaleza, de compartir con personas que se apasionan por lo mismo que tú, de poder conocer la biodiversidad que tenemos en el valle Cochamó. Es súper importante la instancia que se dio ya que no existen otros estudios que se hayan realizado en el valle con este fin”. Además recalcó la relevancia de contar con esa información, para poder transmitirla a otras personas que habitan el lugar. 

Dentro de las variables a considerar, también se tomó en cuenta la presencia de rastros indirectos como huellas, fecas y/o ramoneo. Ya que, tal como explica el médico veterinario, los rastros indican que el sitio puede estar siendo utilizado como corredor o lugar de alimentación y sea frecuentado de manera regular por una o más especies.

Finalmente, los sectores donde se instalaron las cámaras fueron establecidos en conjunto con lugareños del valle y las organizaciones locales, quienes también aportaron sus conocimientos acerca de registros históricos de avistamiento de algunas especies. “Considerar los saberes tradicionales y locales a la hora de diseñar el plan de monitoreo fue fundamental para la selección de sitios, además de ser una valiosa información para identificar y detectar la presencia de la fauna que está presente en el valle”, aseguró Novoa.  

Los sectores incluidos en el monitoreo fueron Anfiteatro, Trinidad, Arco Iris, La Paloma, Valverde y La Junta. En marzo las cámaras serán retiradas y se podrán ver los primeros resultados.

Mucho más que sólo generar datos científicos

En la actualidad las actividades basadas en la metodología de ciencia ciudadana, como ésta, se vuelven cada vez más necesarias a medida que enfrentamos desafíos ambientales mayores. 

Los monitoreos de fauna participativos no solo permiten recopilar información de gran relevancia para el manejo y conservación de especies y ecosistemas, sino que además fomentan un mayor vínculo entre la sociedad y la biodiversidad que los rodea. 

Al ser parte activa de un monitoreo de fauna, los participantes comparten con especialistas y se nutren de conocimientos acerca de la diversidad biológica que los rodea, comprenden la dinámica de los ecosistemas en los que están inmersos y se involucran activamente en la conservación de especies. 

Se trata de una actividad en la que todos ganan: por una parte, se amplía la capacidad de monitoreo y vigilancia de áreas naturales para la comunidad científica, y por otro las personas aprenden sobre la biodiversidad y generan una conexión más profunda con la naturaleza que los rodea y, por ende, un mayor compromiso por protegerla.

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